viernes, 20 de julio de 2012

Día 2 en CAEV

Como ya les contábamos nos cojió el amanecer dentro de la guagua y dentro ya de Portugal. Con sueño, muuucho sueño, pero con ganas de vivir toda esta experiencia y, sobre todo, de conocer el lugar donde íbamos a alojarnos durante las próximas dos semanas. Alrededor de las seis y media de la mañana entramos en Viseu. Su magnífica Catedral en la cima de la población nos saludó. Nosotros abrimos los ojos que las legañas nos dejaban y respondimos a su bienvenida con aplausos y gritos. Había que ver las caritas de todos que, aunque emocionados, nos podía el sueño. La guagua por fin llegó al gran Parque de Fontelo, en cuyo interior se ubica el campamento. Cogimos los pertrechos y nos adentramos en él. Comprobamos así que éramos afortunados, era un sitio fantástico. La entrada tenía una bonita portada que llevaba inscritas las siglas C.A.E.V., que significa Centro de Actividades Escultistas Viriato. En el interior estaba todo lleno de árboles que nos protegían de los rayos del sol. Con unas buenas instalaciones de cocina, almacenaje, baños y sala de proyecciones. En esta última aprovecharon Fede y Oso para hacerse su maxi-caseta para dormir, cerquita de los fogones. También había unas buenas explanadas para hacer las parcelas de unidades y la posibilidad de utilizar madera para hacer las construcciones típicas de toda la vida, y que tan difícil se está poniendo en Canarias por la escasez de la misma. Al estar en el interior del parque, estábamos aislados del bullicio de la ciudad. Las condiciones, como dije, increíbles. A las puertas nos recibió una comitiva de scouts de Portugal, que son los encargados de gestionar el CAEV en cuanto a su mantenimiento y funcionamiento. Tienen, incluso, una tienda scout aquí, ¡dentro del campamento!. Mientras tanto, las unidades empezaban a ponerse las pilas y a plantar sus casetas y las primeras construcciones. La Colonia comenzó una fantasía sobre los indios americanos, que mantendrán durante todo el campamento. Se tomó esto como referencia porque bien sabido es que basaban su forma de vida en el amor y el respeto a la naturaleza. El equipo de cocina, formado por Fede, Ale y Oso salió con Andrés, uno de los scouters portugueses, a reconocer el pueblo y las rutas de acceso más usuales. Luego fueron a hacer la primera gran compra del campamento. Por este motivo el primer almuerzo del campamento sufrió un retraso, así que los scouters decidieron hacer con los niños un “taller de siesta”, que necesitaban y se merecían. Por su parte, los cocineros a la vuelta de la compra, tras abarrotar el coche de campamento hasta los topes y rodear a Ale (que se sentaba atrás) con todos las cajas, lo usamos de “sujetatodoloquetienesalrededorparaquenosetecaigaencima”, llegaron al campamento. Pedro, que está de jefe de día, había adelantado la cocción de la pasta. Así que al poco se sirvió la primera comida de campamento. Una rica pasta con salsa de tomate y atún. El primero que tuvo el honor de probarla fue Gacriel, guía de la Patrulla Halcones Negros. Su veredicto fue... ¡¡PULGAR ARRIBA!!, ¡¡Éxito absoluto!!. 





Todo el grupo se dedicó despues a sus parcelas. Nuestro Adrián llegó por la tarde sobre las seis. Y se unió a la colonia para el resto del campamento como Ojo de Halcón. En la tropa, que contaban con Ardiel para este campamento, tras el accidentado montaje de las casetas (en la que los Pumas Rojos tuvieron que desmontarla y volver a empezar), tuvo lugar el taller de Alfreda (como le llamaron los troperos). Se trata de ejercicios de atención en el momento presente, como escuchar sonidos, visualización de lo que hay alrededor, relajación, ... Los escultas, por su parte, sufrieron también un contratiempo con las casetas. No pudieron utilizar las T4, que eran las que habían revisado en el local y se tuvieron que quedar con las canadienses, que a la hora de transportarlas en el avión pesaban menos y no sufriríamos el exceso de equipaje. Así que tuvieron que hacer clavos con madera, y alguna chapucilla a lo “Pepe Gotera y Otilio” para poder usarlas. Por todo ello no tuvieron tanto tiempo para construcciones. El clan se había quedado en Madrid, no porque nos hubiésemos olvidado de ellos, sino porque iban a realizar allí una serie de actividades y estarían allí casi todo el día. Luego cogerían un bus para Portugal. Llegada la hora de la cena, todo el campamento estaba organizado. La patrulla de servicio estaba haciendo una gran labor en el campamento, como no se hacía en muchos años, y todo iba rodado. Se palpaba un cierto “estado de felicidad” en todos nosotros. Ardiel cogió la gitarra y, mientras se servían los bocadillos de salchicha fresca con tomate, nos deleitó con todo un repertorio de canciones de nuestro grupo que los niños acompañaban. Fue precioso. Tras la cena, cuando todos los scouters tenían en la cabeza irse a la caseta sobre la marcha, nos descubrimos reuniéndonos para celebrar el cumpleaños de Mari, nuestra scouter de escultas. Estuvimos echando un rato en el que las risas y el calor del momento reflejaban que había una gran hermandad entre todos. Disfrutamos de una velada como hacía tiempo que no se vivía en un campamento de verano. Y todo eso nos cargaba las pilas para afrontar el resto del campamento con una sonrisa en la boca. Por cierto, los chicos del clan deberían haber llegado sobre las 3 de la mañana, pero por causas ajenas a su voluntad, los pobres llegaron cerca de las 5 al campamento. Felices sueños. El Guardián de Leyenda.

1 comentario:

  1. Buenísimo los relatos!!! porfa sigan completando el de cada día... será un recuerdo inolvidable para todos los que asistimos y también para los padres y encargados y los que no pudieron asistir.

    Un fuerte apretón de mano izquierda!!!

    Buena Caza!!!

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